Es interesante la historia del correo y su desarrollo. Lo extraño es que no se haya desarrollado a nivel historiográfico. En España, el desarrollo de este ha sido un reto en los siglos pasados, y un quebradero de cabeza en muchos casos. Desde finales del siglo XV, en el que el correo empieza a organizarse y dotarse de un reglamento propio hasta mediados del siglo XIX, en el que se produce la gran primera revolución postal, la aparicicón del timbre postal, el sello y el franqueo previo. Esto supone un cambio ya que por primera vez en nuestra historia es el remitente el que paga el servicio postal y con un precio uniforme.
Con la aparición de Felipe el Hermoso en la vida de nuestros antepasados, un personaje, Francisco de Tassis y sus descendientes acompañarán el desarrollo postal en España hasta 1716. Durante ese dilatado periodo de tiempo el correo es un servicio elitista destinado a la Corona y los nobles que controlan los monopolios reales. Tras la guerra de sucesión el servicio postal, pasa a manos del estado. Si bien, no se produce ningún avance de interés en el servicio , primando la recaudación sin para nada preocuparse de adecuar el servicio a las necesidades reales de los ciudadanos y que eran fundamentales para el desarrollo del país.
El hecho de que hasta 1850 no se introdujera el franqueo previo ni el sello, es debido a la inseguridad del servicio. Unas rutas deficientes a nivel tanto de infraestructuras viales, con caminos en estados deplorables como de medios técnicos. Las postas, las paradas donde el mensajero cambiaba de caballo y descansaba, eran insuficientes y requerían de unas distancias excesivas, la situación de los animales expuestos a unos esfuerzos por encima de lo recomendable, y la seguridad ante robos y asaltos, en una época donde el bandolerismo campaba a sus anchas.
Esa inseguridad y la irregularidad del servicio provocó que se estableciera el pago en destino como único medio para lograr que las cartas llegaran a destino. Este medio sin embargo provocaba unos tremendos costes a la corona por el hecho de que el destinatario se negara a pagar los costes de la posta. Esa partida de correo sobrante y clientes de dudoso cobro suponía un importante monto en las cuentas del servicio postal. Esto sigue siendo un problema en la actualidad.
En 1850 se produce el cambio radical con la aparición del sello y el franqueo previo y por primera vez se apuesta por el desarrollo del servicio público, con la mejora de los servicios postales.
Desde entonces a la fecha han sido enormes los cambios en el servicio postal. La revolución industrial y el desarrollo de los transportes supuso una nueva expansión de los servicios postales, nuevas formas de comunicación como la radio o el teléfono supuso un nuevo reto. Nuevas revoluciones como la digital hacen lo propio, pero eso es otra historia.