Hemos realizado un test para evaluar el grado de cumplimiento de los valores universales que fijan los principios de esta forma de entender la economía. La dignidad humana, la solidaridad, la sostenibilidad ecológica, justicia social, democracia y transparencia.
La economía del bien común pone al ser humano en el centro dejando al dinero como lo que es, un simple medio dentro de la economía que facilita las transacciones entre las partes para conseguir bienes y servicios.
Sobre el dinero, hay una concepción equivocada en muchos casos, ya que para mucha gente este es un fin, olvidando que el dinero es consecuencia de satisfacer unas necesidades de un grupo específico. Como ejemplo podríamos decir que el aire es fundamental para todos pero creo que nadie cuando se levanta piensa en respirar.
El dinero no es más que eso, aire y mucho más el dinero fiduciario. Este dinero llega a nuestros bolsillos (pulmones) si antes hemos pensado en como resolver problemas o atender necesidades de nuestros clientes al igual que alimentamos a nuestro organismo para que nuestros pulmones puedan recoger el aire que nos rodea.
Cada vez más no sólo vale con resolver problemas individuales, sino que a las empresas se les exige por parte de los consumidores el responder a problemas globales como los enunciados al comienzo de este texto.
Hemos realizado el test, y obtenemos unos amplios resultados por lo peculiar de la forma de ejecutar nustra actividad logística y la de organización interna. No son resultados auditados y salen de nuestros propios calculos.
Quedan pendientes tareas de mejora de participación de los trabajadores, incorporar mujeres a nuestro equipo y mejorar en aspectos sociales de nuestros servicios.
Por otra parte somos conscientes del entorno donde vivimos y practicamos un reparto justo de la renta sin olvidar que los beneficios son fundamentales para nuevas inversiones y asegurar en época de vacas flacas nuestros empleos.